En los próximos meses el gobierno del estado de Veracruz se
quedará sin timonel, ya que el gobierno federal regresará a las viejas
prácticas autoritarias de cambiar gobernadores.
La hipótesis anterior se contrasta desde la campaña de
Enrique Peña Nieto; el primer acto fue la detección de 25 millones de pesos en
efectivo en el aeropuerto de Toluca a Vicente Benítez; posteriormente Peña
Nieto perdió la elección en Veracruz ante Josefina Vázquez Mota, por cierto los
flamantes “operadores políticos” como Jorge Carvallo habían afirmado que el
candidato del PRI tendría millón y medio de votos en Veracruz.
La historia siguió cuando el ya presidente Peña Nieto le
fue suspendido temporalmente el “Pacto por México” por el uso de los programas
sociales para manipular el voto en Veracruz, esa estrategia del “oro molido”,
expresión de Salvador Manzur que se quedará para la negra historia política
local; y de allí cada semana el gobierno de Veracruz tiene un escándalo con
ecos nacionales: asesinatos de periodistas; de cantantes; incremento de
secuestros; aumento de feminicidios; asesinatos de ambientalistas; en fin, toda
una cruzada en contra de los críticos e incómodos del régimen que no admite
diferencia alguna; más la crisis de seguridad pública.
Empero, la realidad que ya derrotó al gobierno estatal es
la económica; con una deuda que ya asciende a los 98,000 mil millones de pesos;
un gobierno que ya es insolvente para pagar la nómina de sus burocracias, de
las pensiones, de los maestros; y si le agregamos que la Auditoría Superior de
la Federación ya tiene como deporte favorito anual, realizar observaciones a la
secretaría de educación por tres mil millones de pesos anuales, en donde el
chantaje es fingir la solventación del año anterior para que reciban el dinero
correspondiente al año que va corriendo, y así arrastrar las observaciones,
esto tiene casi una década que está sucediendo; por eso el gobierno federal
exigió el cese el exoficial mayor de esa secretaría, Edgar Spinoso.
Una de las ramificaciones anteriores es la gobernabilidad
“rentista” que ha practicado este gobierno en todas las elecciones que ha
enfrentado: 2010, 2012 y 2013, allí un “operador político” de apellido Deantes
era el que “encantaba” a la oposición, el que tuvo tratos con el PRD “rojo”, el
que puso al secretario ejecutivo del IEV; inclusive fue el que redactó el fallo
para abortar la alianza PAN-PRD y donde siguió muy bien las instrucciones la
exmagistrada electoral Yoli García. De esto ayer, un ignorante diputado del PRI
dijo: “que tiene de malo que Gabriel Deantes trabajará en su oficina de la
calle Orizaba en Xalapa”; sólo para aclarar este punto, el segundo piso de ese
edificio estuvo rentado para la secretaría de acción electoral del PRI en las
elecciones 2012 y 2013. No cabe duda que el cinismo ya es algo habitual en
estas pandillas políticas.
Es así como el gobierno del estado está quebrado
económicamente, en los temas de seguridad pública, en la persistencia de la
pobreza, de nula obra pública y en el efímero triunfo político de las
elecciones pasadas con su sobrerrepresentación del 16%, gracias a eso tuvo una
mayoría mecánica en el Congreso Local, y toda esa explosiva mezcla está
construyendo un Estado inviable, no fallido, de éste último sólo se tiene un
gobierno fallido con municipios quebrados también financieramente secuestrada
su autonomía por 30 años, gracias a la bursatilización.
Por todo lo anterior, el próximo gobernador interino tendrá
que ser un técnico, es decir un especialista en economía para empezar a
reordenar las finanzas, y allí están los primeros propuestos: el director del IMSS
y el subsecretario de hacienda; José Antonio González Anaya y Fernando Aportela
Rodríguez. Para después tener una gubernatura de dos años y de allí intentar recomponer
la parte política. Estos son los escenarios que vendrán en Veracruz.
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